Moleskine del mes: Opio en las nubes.
Siempre me ha gustado escribir, hay que reconocerlo.
Sin embargo, hay algo que me gusta más que hacerlo: leer lo que otros han escrito. Suelo llevar encima un cuaderno donde apuntar pensamientos, ideas y por supuesto, fragmentos de todo aquello que leo y me inspira.
Este blog antes de ser lo que es ahora (o más bien lo que pretende ser) era otra cosa: era un cuaderno. Por los buenos ratos (y los no tan buenos) le debo una sección a su alma original y va a ser ésta: El moleskine del mes.
Mi idea es subir pequeños fragmentos o recomendaciones literarias que endulcen (o amarguen, según se mire) un poco el mes, que nos hagan pensar.
No se puede empezar sin presentaros a mi pequeño compañero de aventuras que aúna tres de mis hobbies: la escritura, la lectura y el scrapbook.
En fin, os presento a mi Moleskine. ¡Saluda, pequeña!
Alteré una libreta Moleskine de tamaño muy práctico para llevar en el bolso, de hojas blancas (aunque hay de todo tipo de libretas, con múltiples patrones y tamaños) utilizando los papeles de la colección "La más bonita" diseñada por Lady Desidia (a la que admiro profundamente) para Mummy Crafts.
Y hechas las presentaciones pertinentes, hoy os traigo un fragmento de Opio en las nubes. de Rafael Chaparro.
...Súbete en mis piernas. Súbete en mis pesadillas y no te bajes. Súbete en mis pechos y estíralos, muérdelos. Llénalos de babas, de sudores, de olores, de colores, de cometas, de gritos y de miedos... pero no te vayas.
Toma un poco de chocolate. Dame la mano, dame muchos besos por todas partes. Quiero que recuerdes mi olor cuando pases por las avenidas, por los bares, por los parques.. que recuerdes mi canción rota y demente en cada hoja de cada árbol. Quiero que sepas que siempre estaré esperándote cerca de un espejo para que toques mi cuerpo por detrás.
Por encima.
Por los lados.
Por la tangente.
Con tus manos, con tus dedos...
Siempre escribiré tu nombre en el espejo mientras me tocas, mientras me inyectas toda tu oscuridad, mientras te desangras en mi sangre, mientras desbocas tu silencio en mis gritos. Salivales, salvajes, atroces, remotos locos..
No te vayas.
Ven para acá.
No cierres la ventana, deja que el aire termine de revolcar los corazones.
Deja que el viento seque mis calzones rotos y mis vasos rotos y mis papeles.
Deja que el viento seque las lágrimas que hay sobre los objetos.
Deja que el día seque la sangre que se ha acumulado entre la nicotina de mis cigarrillos.
Ven, acércate, quiero echarte el humo de mi cigarrillo en tu cara...en tus palabras. Deja que el humo azul te opaque lo que estas pensando y sígueme contando sobre aquellos días en que teníamos los corazones envueltos en papel de regalo y cuando no había mucho que hacer, simplemente caminábamos bajo los árboles mientras comíamos helado de vainilla...
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