Moleskine de noviembre o vivir con prisas.
Voy tarde, lo sé. Este mes todo
ha estado fuera de su sitio y corriendo detrás de las cosas para intentar
alcanzarlas pero noviembre ha terminado y ha empezado diciembre. Y ha empezado
fenomenal.
El texto que mejor resume lo que
me ha ocurrido este mes y las sensaciones que he tenido es este, de Julio
Cortázar. Ay, Julio, tú nunca fallas.
Un cronopio va a abrir la puerta
de calle y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es
una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar
que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo
se hubiera desplazado de golpe y a lo mejor si los fósforos están donde la
llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la
azucarera llena de dinero y el piano lleno de azúcar y la guía del teléfono
llena de música y el ropero lleno de abonados y la cama llena de trajes y los
floreros llenos de sábanas y los tranvías llenos de rosas y los campos llenos
de tranvías.
Así es que este cronopio se
aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo pero como el espejo esta algo
ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán y sus presunciones se confirman y
estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas aunque no sabe para
qué. Los famas vecinos acuden a consolarlo y también las esperanzas pero pasan
horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de
té que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una
taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.
El desasosiego me lo he quitado
con la canción que acompaña este post. Os lo recomiendo muy mucho.
No me digáis que el video no es
genial. ¿Qué os parece?
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