Moleskine del mes: las consecuencias de La Magia del Orden

Aviso: el post de hoy va a ser un poco más "intenso" de lo habitual. Normalmente suelo publicar en esta sección fragmentos que me han inspirado o incluso canciones que me han hecho pensar en el último mes pero esta vez va a ir un poquito más allá porque quiero contaros algo que llevo poniendo práctica desde antes del verano. 

Como sabéis, hice un post sobre La Magia del orden de Marie Kondo, un libro sobre organización que me ha cambiado bastante la vida. Si eres de mi entorno cercano te habré hablado de él en persona, estoy segura. Ya os conté que el planteamiento del libro no pretende ofrecer un sistema efectivo de organización sino reducir la cantidad de cosas que tenemos y quedarse con aquello que realmente nos hace felices. 

Sé que suena un poco raro si no lo has leído pero si lo piensas fríamente, no es nada alocado. Te pongo un ejemplo: me encanta ir a cafeterías de esas en las que te ponen el café en tazas bonitas, galletitas y meriendas deliciosas y muy fotografiables. Cuando voy a una cafetería de ese tipo, me siento bien, disfruto muchísimo más lo que estoy tomando ya que el entorno y los objetos condicionan la experiencia que vives (por supuesto, por encima de eso está la compañía). 

Vamos, que un entorno agradable causa mayor felicidad. Un lugar en el que te sientas cómodo provocará mejores sensaciones. Tu casa, el que es tu entorno más cercano, debería ser un lugar en el que te sintieras bien, no un lugar que te agobia, que te esclaviza a diario porque tienes que mantenerlo limpio y ordenado. ¿Cuántas veces nos enfadamos porque están las camas sin hacer o ropa por el suelo?  

Teniendo todo esto en cuenta he decidido mimarme un poco más, regalarme pequeños momentos de felicidad, pequeñas rutinas placenteras. Esto no supone que vaya a comprarme vajilla nuev o que necesite sábanas de seda, no, para nada. Son cosas pequeñas: colocar la comida con algo de mimo en el plato, deleitarse con un buen desayuno, de esos lentos, mientras lees el periódico o charlas con tu familia, dedicar un ratito al día para las cosas que me gustan, vamos, tonterías que todos nos merecemos pero que por rutina y prisa no podemos concedernos. 

En Instagram estoy siguiendo el hashtag #desayunobonito en el que muchísima gente sube fotos de desayunos inspiradores. De momento sólo lo hago los fines de semana que es cuando más tiempo tengo. ¡Todo es válido! La idea es ir poquito a poco consiguiendo pequeñas rutinas. 

A cuento de todo esto recordé el otro día este microrelato de Garcia Márquez. Es un poco triste pero creo que plasma perfectamente la idea del desencanto, esa horrible sensación de vacío que nos convierte en seres grises: 

...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida...


Yo os invito a que os cuidéis, a que os regaléis momentos para vosotros mismos, a que disfrutéis de la gente a la que tenéis al lado porque eso es la felicidad, lo que vivimos cada día. Puede que suene un poco filosófico y sentimental pero viendo ciertos acontecimientos a mi alrededor en los últimos tiempos, cada día estoy más convencida. 

Y para animaros y que terminéis esta charleta que os he metido hoy, os voy a regalar una de las canciones más luminosas que conozco. El vídeo también es bastante buenrollero. 


Pues esto ha sido todo por hoy, ¿estáis de acuerdo con lo que pienso o pensáis que el libro este me ha vuelto loca? Estaré encantada de leeros :)


4 comentarios

  1. Hola guapetona.

    Entiendo que tu entrada es una invitación a la sencillez. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo aplico siempre la máxima "menos es más".

    Menos ropa, menos zapatos, menos chismes en general. Somos esclavos de las cosas y trabajamos como esclavos para pagar lo que cuestan objetos que nos aportan nada más que un efímero momento de felicidad.

    Yo lo tengo súper claro, cada vez necesito menos cosas para vivir y cada vez soy más feliz.

    Un beso

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    1. Tienes toda la razón, la idea está en ir encontrando las cosas que realmente te gustan y te hacen sentir bien y quedarte con ellas. Yo he sido muy muy consumista y para algunas cosas aún lo sigo siendo, aunque cada día noto que necesito menos para ser feliz.

      Me alegro mucho de haber madurado en ese sentido, creo que así aprovecho la vida mejor.

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  2. Hola!
    Me ha gustado mucho la entrada y comparto tu opinión totalmente, si podemos generar felicidad con pequeñas cosas diarias por qué no hacerlo? me apunto el libro para leerlo, porque me gustaría ser más organizada y tiene muy buena pinta. Besos!

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Encantada de escucharte :)

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